Torreznos de Soria
Los torreznos te pueden encantar o no gustar, bueno, yo no conozco a nadie a quien no le gusten, al menos de momento, pero es una de esas cosas en las que no existe el término medio. Unos torreznicos de Soria con una cerveza bien fría son el sumun del placer, recuerdan tanto a terrazas de verano como a barras de bar en invierno. Esta entrada se la dedico a Álvaro, un buen amigo de mi hijo el pequeño, porque siempre estamos hablando de unos torreznos con una cervecita, y los tomaremos en un bareto, en cuanto las circunstancias sean propicias... ¡Prometido! Su historia está vinculada a la época de la matanza del cerdo, que se hacía en muchos pueblos de España, y se preparaban diferentes elaboraciones para que durasen en la despensa el mayor tiempo posible y así poder disponer de ellas durante todo el año. El torrezno es la panceta del cerdo, en un principio se freían en grandes ollas llenas de manteca para preservarlos, ya que en Soria había mucho ganado lanar y muchas personas se dedic